Visita al Museo Británico
- Gen Tevó
- 16 abr 2021
- 2 Min. de lectura
La interfaz del Museo Británico de inmediato atrapa la vista del visitante. Por sobre muchas otras opciones que tenté, ésta fue la que me cautivó con su simpleza. Se basa el recorrido en un simple trayecto a lo largo de una línea del tiempo. Sobre ella una infinidad de manchas se extiende. Éstas, divididas en 5 carriles según continentes, son la colección expuesta del museo virtual. La gran mayoría son dijes, restos arqueológicos en miniatura o accesorios que pueden datar desde la propia era en que vivimos hasta el amanecer del humano moderno.
Entre ellos tuve la gracia de descubrir la afamada tablilla que se considera el primer escrito de la Historia. Me refiero a la tablilla de Uruk, cuyo contenido, lejos de ser algún mito u oda a algún monarca, es meramente el contado de un mercader de lúpulo. Sería como hallar como resto arqueológico una factura de alguien que hubiese combrado una docena de latas "Paceña". Su procedencia es también importante; el primer escrito proviene de la primera ciudad. Uno podría relacionar la importancia entre el hábito de llevar cuentas y de aplicar cierta ciencia en la vida con la evolución de la sociedad humana.
Sin embargo, aquella pieza que me hubo atrapado más fue el Pergamino del "Regaño de la Institutriz de las Cortesanas". Por su apariencia se lo puede tomar como un cuadro de pintura tradicional, pero tiene una importancia mayor. En la época y región en que fue creado, regía la dinastía Jin. El contenido de la pintura es en realidad una crítica, una parodia a dicha dinastía. De aquí puede rescatarse cómo ciertas burlas sociales y políticas son atemporales. Más aún, se puede recalcar que en miles de años de existencia hay actos en nosotros los hombres que no se han perdido.
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