Jan Gehl
- Gen Tevó
- 24 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Puede tomarse a Gehl como un arquitecto y urbanista cuya visión es descendiente de las ideas manifestadas por Alain de Botton y Jane Jacobs, ideas que, a grandes rasgos, son más bien críticas hacia la perspectiva deshumanizante que trajo la modernidad a la vida cotidiana.
La principal premisa que defiende Jan Gehl es el redescubrir un urbanismo cuyo diseño respete la escala humana. En contraste a los grandes bloques de millares de habitantes de Le Corbusier, Gehl rescata el abrigo con el cual eran construidas las ciudades, siempre adaptándose a las dimensiones de la naturaleza humana.
En su teoría está remarcado el empirismo con el cual las ciudades y los edificios eran construidos antes del auge del modernismo.
Para el diseño urbano, Gehl critica cómo el urbanista moderno planea la ciudad de una manera irresponsable, guiado por utopías aéreas, matando la vida natural del ciudadano.
Otro de sus pilares fundamentales para el diseño urbano contemporáneo es el respeto por una vida ecológica. Tanto a través de áreas verdes y áreas públicas como de el propio trato a la circulación citadina, Jan Gehl insiste en que el ambiente urbano debe ser también respetuoso con el medio ambiente local, a la par que con el pequeño ser humano. Como uno de sus más recientes ejemplos está la intervención en Huechuraba, barrio de Santiago de Chile. Ahí, Jan Gehl aporta sus principios para crear un nuevo vecindario según esta nueva arquitectura.
En resumen, Jan Gehl viene a desmentir las ilusiones que nos pudo traer el modernismo insensible, a la par que resucita imaginarios que en el pasado se creyeron errores por desterrar. Gehl es, a mi parecer uno de los mayores promotores de lo que ya parece un estilo definido en arquitectura y urbanismo, que es la sostenibilidad.
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